2015/11/11

LO QUE CONLLEVA LA SOLEDAD… Maialen Q. H. 2.D1

LO QUE CONLLEVA LA SOLEDAD…  


Era una lluviosa y fría tarde otoñal. Jamila, como cada tarde, se encontraba sentada en su cómoda butaca de su muy acogedor despacho. Ella, era la jefa de una importante empresa gastronómica. Ella era una mujer muy trabajadora y atenta pero últimamente, sin saber porque, se sentía apagada, cansada, sin vida. Lo más probable seria que tanto trabajo le hubiera pasado factura. La chica, observaba con gran atención las gotas de agua que suavemente se deslizaban por el cristal de su ventana, dejando a su paso, una leve marca. Cuando se cansó de dicha actividad, comenzó a reordenar unos archivos que tenía en el despacho. Se percató de algo que le llamo muchísimo la atención, y más en esas circunstancias. Se dio cuenta de que al borde de la firma de la mayoría de documentos, aparecía un símbolo que tenía parecido con una pequeña casa. Lo que más llamo su atención fue que no era la clásica casa que todos solían dibujar con un triángulo como tejado y dos cuadrados haciendo el papel de las ventanas, sino que esta casita parecía más una chabola. No sabía quién podría haber sido el autor de esa choza. No sabía quién podía haber tenido tanta maña como para dibujarla justo ahí, y tan minúscula. El caso es que tampoco conseguía identificar el nombre que se escondía tras la firma. En ese instante se dio cuenta de que tenía que ponerle punto y final a esa obsesión que ella tenía por hacer una montaña con un grano de arena. Para ello, decidió que lo mejor sería cogerse unos días de vacaciones con el objetivo de volver siendo la misma que era de antes.


Reservó un viaje en crucero por las islas griegas. Se autoconvenció de que era lo más correcto y se tapó los ojos a la hora de mirar el precio, ya que el hacer las reservas a última hora siempre solía salir más caro de lo normal. Embarcó a la mañana siguiente como estaba previsto. A simple vista, le dio la impresión de que el barco tenía cierto parecido con el famoso Titanic que en tantas películas había aparecido. A bordo se respiraba una tranquilidad inmensa y el paisaje era sencillamente precioso. El único aspecto que mejorar era el tiempo. El cielo estaba muy nublado y hacia un bochorno casi inaguantable; era obvio que se acercaba una gran tormenta. Y entonces ocurrió. Jamila estaba mirando hacia el horizonte desde la borda y de pronto comenzó a diluviar. La mayoría de personas, se apresuraron a refugiarse en sus camarotes mientras que ella, en cambio, prefirió quedarse fuera para sentir la lluvia mojando su pelo poco a poco. Era una sensación que adoraba, que la hacía sentir libre y especial. No sabía bien cómo explicarlo, pero el caso es que se sentía más a gusto cuando tenía la oportunidad de disfrutarla. Pronto se acabó su comodidad pues de un momento a otro empezó a sentir cómo el barco se inclinaba poco a poco hacia un lado y ella no podía hacer nada. Miro a su alrededor pero nadie parecía haberse percatado, entonces decidió ponerse a salvo antes de que fuera demasiado tarde. Se lanzó al agua sin pensárselo dos veces y nadó sin parar durante un tiempo que se le hizo eterno. Llevaba bastante tiempo viendo tierra, pero era como si no avanzase. La sorpresa vino cuando encontró una barca de madera, un poco rota eso sí, flotando en esas aguas turbias. Era como si el universo se hubiera compadecido de ella, y la hubiera querido ayudar. Se subió a la barca y se sintió más sola que nunca. Ella era una chica muy independiente pero en ese mismo instante se dio cuenta de que la soledad era lo peor que se le podía venir encima a nadie. Estaba segura de que sucediese lo que sucediese, jamás olvidaría ese momento, esa reflexión. Cogió el único remo que casualmente había dentro de la barca y remó con todas sus fuerzas hasta llegar finalmente a la isla. Según posó los pies en tierra, se sintió como una auténtica náufraga. Ella había visto muchísimos programas de náufragos en islas desiertas, pero la diferencia era que ella allí, estaba completamente sola, y no había ningún cámara captando sus constantes movimientos ni ningún helicóptero surcando la zona. Se dispuso a recorrer la isla, después de todo, no se le ocurría nada mejor que hacer en una situación así. Se fijó en que había a pesar de que había muchos árboles, la mayoría eran palmeras. También vio un rio  de agua cristalina en el que habitaban varios bancos de peces y quizá algún renacuajo que otro. En su camino se cruzó con una cabaña. Se quedó mirándola fijamente. Ella estaba segura de que la había visto antes.


Y de pronto oyó unas voces que repetían su nombre constantemente y… ¡despertó! La estaba llamando su secretaria Alia. No se lo podía creer aún. Todo había sido un sueño: lo del crucero, la barca, la isla…TODO. Se alegró al comprobarlo porque vivir sola en una isla no era precisamente lo que ella buscaba para su futuro. Supo que ese sueño le había servido para darse cuenta de lo importante que era tener siempre a alguien al lado y se prometió a sí misma que de ese día en adelante, dejaría la maldita independencia a una parte y empezaría a apreciar y querer a las personas que se lo merecían de verdad. A fin de cuentas, solo se vive una vez y hay que saber aprovecharlo al máximo.


Maialen Q. H. 2.D1
10/10/15

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